martes, 23 de septiembre de 2014

CÓMO VENCER LA ANSIEDAD

        Acciones cotidianas como por ejemplo hablar en público, conducir, relacionarnos con los demás, salir de compras, ir al médico, presentarnos a un examen, ver una película en el cine, montarnos en el autobús o en el metro, educar a los hijos o viajar son situaciones de las cuales podemos disfrutar y aprender pero se convierten en todo un desafío para aquellas personas que padecen ansiedad. Algunos de los síntomas que padecen este tipo de persona suelen ser asfixia, sensación de ahogo, sudoración, tensión muscular, palpitaciones, sequedad de boca, bloqueo mental, dificultad para conciliar el sueño, apatía y desgano, entre otros.
       
       A continuación, vamos a mostraros unas pautas para conseguir superar toda esta sintomatología y ser capaces de ser dueños de nuestros pensamientos y emociones. De esta forma aprenderemos a ser una persona con recursos.
        
        Lo primero de todo y lo más importante es tomarnos un tiempo para pensar y respirar. Debemos cambiar el foco de nuestra atención, esto quiere decir que los protagonistas somos nosotros, no los síntomas que padecemos. Tendemos a escanearnos, a estar pendientes de cómo se comporta el cuerpo y de si sufre algún cambio. Todo ello nos condiciona el estilo de vida. Hace que giremos en torno a la sintomatología que padecemos y cuanto más centremos nuestra atención en lo que no deseamos que ocurra más aumentará la probabilidad de que pase. Esto es debido a que estamos en alerta de forma excesiva. Convertimos en amenaza situaciones que realmente no lo son y para enfrentarnos a todo ello es importante que aprendamos y practiquemos de forma diaria ejercicios de relajación. Nos ayudarán a vivir el presente y a prestarle atención a aquello que nos da vida y nos alegra, no a todo lo contrario.
       
       Otro aspecto importante es la manera que tenemos de hablarnos. De forma habitual nos ponemos trabas a nosotros mismo en nuestro lenguaje:y si…”,no voy a poder…”. Todas estas verbalizaciones lo único que hacen es tender al catastrofismo y sentirnos seguros e incapaces. Necesitamos hablarnos a nosotros mismos en otros términos. Podemos cambiar el estilo de pensamiento por otro menos tremendista. Para ello aconsejamos escribir en un papel cómo nos gustará enfrentarnos a las situaciones que tememos y qué tipo de pensamientos nos podrían ayudar.

      También es importante que no teenamoresde tu ansiedad. A menudo aquellas personas que sufren de ella la observan, la atienden, la miran y es su mayor foco de atención. Cada vez que nos sintamos atemorizados por los síntomas plantémosle cara y no la escuchemos. Podemos hacerle frente con frases comoque pesadita eres,ahora no es el momento,ahora voy a trabajar y no te voy a escuchar, etc. Todas estas frases nos ayudarán.

       Además de todo lo anterior expuesto es fundamental que dejemos de evitar. Tenemos que aprender a enfrentarnos a las situaciones aunque se planteen como un reto. Es importante saber que tendremos momentos de alegría y orgullo y otros de pérdida de esfuerzo, desilusión y desvanecimiento. Pero aun así, es importante que salgamos y nos enfrentemos para darnos cuenta de que las cosas no son tan dramáticas como anticipábamos ni las emociones tan desagradables como para hacerle frente a la vida cotidiana. De esta forma nos daremos cuenta de que podemos hacer cosas que ni imaginábamos por los pensamientos anticipatorios que nos lo impedían.

       Por último y no menos importante, actúa. Nadie lo va a hacer por nosotros. Debemos dejar de rumiar, pues la solución no está en darle vueltas a lo mal que nos encontramos. Lo que tenemos que hacer es aquello que es incompatible con la respuesta de ansiedad, como por ejemplo: relajarnos, descansar, reír, no dramatizar, pensar de forma útil, llevar una vida equilibrada y relacionarnos con los demás. No tenemos por qué razonarlo todo. Es importante correr riesgos, equivocarnos y fallar porque forma parte del aprendizaje. La única persona que puede reprocharse lo mal que lo hemos hecho somos nosotros mismos y no tenemos por qué hacerlo. Las personas que no corren ningún peligro son aquellas que dejan de vivir por querer tenerlo todo bajo control. Tenemos el poder para protegernos y ponerle solución a la ansiedad.

       Esperamos que estos consejos os sean útiles.


       Para que resulte más esquemáticos dejamos un esquema con las ideas principales recogidas. 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario